San Isidro: Usaban tachos de residuos para sacar armas bajo custodia judicial y expedientes
Publicado: 18-12-2016
A partir del secuestro de los contenedores, además de evitar que se sigan arrojando efectos que deben estar bajo custodia judicial, el representante del Ministerio Público a cargo de la investigación intenta establecer si eso tachos eran utilizados como una posta donde alguien dejaba armas, chalecos antibalas y municiones y había otras personas que los retiraban.
Según declararon varios testigos a los investigadores, a pesar del escándalo provocado por el hallazgo de las dos armas en los contenedores de basura instalados en la esquina de Ituzaingó y Acassuso, en los días siguientes vieron que los cartoneros que revisaban los tachos encontraron otros efectos que debían estar guardados en el depósito de efectos del subsuelo de los Tribunales.
Los testigos afirmaron que en los tachos fueron hallados, entre otras cosas, chalecos antibalas y bolsas con municiones.
A partir de estas declaraciones, la Justicia comenzó a investigar si alguien con acceso a los tribunales y a los recursos policiales sustraía armas y otros efectos, los vendían o alquilaban a bandas delictivas y acordaban que la entrega se haría “al paso” en el contenedor, en una modalidad también conocida como “take away”.
Hasta el momento, en la investigación encarada por el fiscal Matías López Vidal, no se pudo determinar quién fue el responsable de sacar las armas afectadas a expedientes penales del depósito del subsuelo del edificio de Ituzaingó 340 y arrojarlas en los dos contenedores.
Todo comenzó el 5 de diciembre pasado cuando un cartonero que revisaba los contenedores de basura alertó al número de emergencias 911 sobre el hallazgo de dos pistolas, una calibre 9 mm y otra calibre 22. La primera de esas armas cargada con dos proyectiles y lista para ser disparada.
Además, de las pistolas, el cartonero encontró municiones, cartuchos de escopeta calibre 12/70 y 50 chapas patente. Tres de los vehículos a los que correspondían esos números de patentes tenían pedido de secuestro activo y pertenecen a rodados modeles 1989, 1992 y 1994.
Todos esos efectos debían estar guardados en el recinto instalado en el subsuelo de los Tribunales. Se trata de una sala enrejada a la que en el edificio de Ituzaingó 340 conocen como “jaula de efectos”.
Hasta el momento ninguno de los investigadores pudo establecer quién fue el responsable de trasladar esos efectos desde el recinto del subsuelo hasta los tachos de basura, instalados a veinte metros. Tampoco se sabe si ese empleado que depositó los efectos en los contenedores de basura actuó por cuenta propia o por orden de un superior jerárquico.