CRIMEN DE ANGELES: LOS ENTRECRUZAMIENTOS DE LLAMADAS
Publicado: 07-08-2013
Ni bien llegue en formato digital la información de las llamadas entrantes y salientes de las líneas de interés para la causa, se enviarán a la DIFOC para que la cargue en el I-2, el software especializado para este tipo de análisis.
En una primera etapa del trabajo, el juez está interesado en las comunicaciones que mantuvo el imputado Jorge Mangeri el día del crimen -10 de junio-, los días previos y los posteriores hasta su detención la madrugada del 15 de junio pasado.
El magistrado le remitirá a los detectives de la DIFOC algunas declaraciones en las que algunos testigos comentaron haber recibido llamadas de Mangeri durante esos días para que sean chequeadas.
El objetivo no sólo es saber con quién habló Mangeri esos días, sino también la información que pueden aportar las antenas de celular sobre su ubicación y en qué momento hizo o recibió alguna llamada.
En tanto, el juez Ríos continuaba analizando la información que el viernes llegó desde el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El dato más sobresaliente de aquel informe es que en tres tramos distintos de la soga que anudaba los tobillos del cadáver de Angeles -las muestras M39, M40 y M46- se detectó un perfil genético masculino incompleto cuyos marcadores coinciden con los de Mangeri, dando como conclusión que no se puede descartar al portero como potencial aportante.
En la misma soga apareció un cabello cuyo estudio morfológico -color, grosor y textura-, determinó que era compatible con los del portero.
Además que el juez espera que a fin de mes y luego de la audiencia oral del próximo 29 de agosto, la Sala VI de la Cámara del Crimen rechace los dos planteos de nulidad presentados por la defensa y confirme el procesamiento con prisión preventiva de Mangeri por homicidio agravado.
El juez habria desechado por estos días la posibilidad de recaratular el hecho como un homicidio «criminis causa», es decir cometido para ocultar un posible ataque sexual, o como un «femicidio».