«ENEMIGOS INTIMOS» 215 FEMICIDIOS COMETIDOS POR PAREJAS DURANTE EL 2012
Publicado: 07-04-2013
Tamara Ceballos tenía 25 años, y era madre de un niño de 2 años, de su relación con el futbolista Sebastián Lomello, siete años mayor y con una destacada carrera deportiva en la liga de la ciudad cordobesa de Bel Ville. La pareja había afrontado problemas en el pasado, se había separado, sin embargo en los últimos meses ella le dio una ‘nueva oportunidad’.
Pero la violencia y los celos enfermizos, motivos principales del primer alejamiento, retornaron con mayor virulencia. La joven le anticipó que la relación se había terminado, pero él resolvió la historia este jueves ahorcándola delante del chiquito, para luego entregarse en la comisaría.
El caso no es el primero, y lamentablemente no será el último, de una interminable lista de femicidios perpetrados por personas del propio entorno de las víctimas. De hecho, las cifras aportadas por el estudio sobre crímenes de mujeres durante 2012 revelan que nada menos que el 84,3% de estos asesinatos son cometidos por ‘conocidos’, rango en el que entran maridos, novios, amantes, ex parejas, padres, hermanos, vecinos, compañeros de trabajo, y hasta hijos.
Las cifras son elocuentes en torno a la violencia machista en su máxima expresión, representada por los femicidios, y la vinculación entre homicidios que son llevados a cabo por ‘enemigos íntimos’: de los 255 crímenes de mujeres registrados en todo el año pasado, nada menos que 215 fueron ejecutados por personas conocidas de la víctima.
El tenebroso listado indica que 95 hechos fueron cometidos por esposos, parejas, novios o amantes; 65 por ex; 11 por los propios padres de las mujeres asesinadas; 21 casos estuvieron a manos de otros familiares; 18 por vecinos; y en 5 casos los homicidas fueron los propios hijos de las mujeres. Los números, sumados, permiten saber que el 84,3% de los femicidios tuvieron detrás a criminales cercanos de las víctimas. Cabe destacar que de los 255 hechos anuales, sólo en 40 casos los homicidas no tenían ningún contacto con las mujeres ultimadas.
Es necesario considerar a la violencia sexista, como una cuestión política, social, cultural y de Derechos Humanos