Macri impulsará las casas chinas ¿Solución habitacional o nuevo dolor de cabeza?
Publicado: 15-05-2017
Desde que se conoció el interés del gobierno de Macri en que China financie la construcción, a través de empresas de ese país, de viviendas sociales en la Argentina, estalló la polémica. Lo que pusieron bajo observación algunos jugadores del sector local de la construcción es el método de fabricación de los chinos: el de vivienda industrializada o prefabricada que, con paneles de hormigón que se encastran y a los que luego se les conectan todos los servicios, permite una mayor escala de producción, velocidad de ejecución de obra, abaratamiento de costos y reducción de mano de obra, aunque sube el nivel de calificación necesario de los obreros empleados.
Estas características despertaron, por distintos motivos, la preocupación de fabricantes y constructores locales; de la Unión Obrera de la Construcción ( Uocra), de varias provincias donde los planes de vivienda juegan un rol importante en materia de empleo; y hasta de arquitectos e ingenieros, que pusieron en duda la calidad de las unidades.
No tardaron en circular por la web y las redes sociales videos de las casas chinas que supuestamente llegarían al país, aunque la licitación internacional que prepara el Gobierno aún está verde y las animaciones e imágenes extraídas de YouTube poco tienen que ver con los prototipos que el Gobierno incluyó en las carpetas de presentación del Programa de Vivienda (Prodevi) -que articulará con el Procrear – y en los proyectos que ya están siendo analizados por empresas chinas y argentinas.
Lo que más le interesa a la administración Macri son pequeños edificios de departamentos de entre tres y cuatro pisos que posibilitarían una mayor cantidad de soluciones habitacionales en zonas de alta densidad poblacional (como por ejemplo el conurbano). Del menú chino también atraen las casas de dos pisos tipo dúplex, pero no las unidades clásicas con techo a dos aguas que deberían ser puestas una al lado de la otra sobre grandes extensiones de tierra.
La vivienda social promedio que quiere el Gobierno es de entre 55 y 60 metros cuadrados. El precio máximo que está dispuesto a pagar por su construcción es de US$ 1000 el m2 más un 20% de costo de infraestructura, aunque confía en recibir ofertas por menor valor. La intención oficial es que el costo de construcción y el precio que pague el beneficiario sean iguales y no se desfasen. Con todo, el precio máximo a financiar por el Prodevi será de $ 1.650.000 (poco más de US$ 100.000) por el 90% del valor (tiene que anticiparse el 10%), con lo cual los interesados podrán acceder a viviendas de mayor superficie. Las condiciones de la hipoteca, tasas y plazos de pago los definirá cada uno de los bancos que participen en el programa y canalicen las líneas de crédito. La entrega por parte del Estado sería a los 18 meses.
El Gobierno pretende, con la venta de las casas y el pago de las cuotas de las hipotecas, ir cancelando el financiamiento chino, que podría ser aportado por el Eximbank o el China Development Bank (CDB) y tendría un período de gracia de 2 años. Todo depende aún de que ambos países se pongan de acuerdo y Macri intentará en este nuevo viaje a China que eso sea más temprano que tarde.